EL PLUVIÓMETRO Y LA FENOLOGÍA
Muchas personas amantes de la naturaleza son verdaderos expertos en la frenología
de su comarca. Para los no iniciados diremos que la Organización 
Meteorológica
Mundial (OMM), define la fenología, como el estudio de las fases de la
vida de las plantas y animales en relación con el tiempo y clima. De la
fenología se pueden sacar consecuencias importantes relativas al comportamiento
climático en general y fundamentalmente en lo concerniente a una comarca
determinada, que es lo que se denomina microclima, simplemente observando la fecha
del comienzo de los diferentes fenómenos naturales, como puede ser la migración
de las aves, la aparición de los primeros insectos o la floración
de árboles y arbustos a lo largo del año.
Los seres vivos cuyo establecimiento espontaneo tiene lugar, como es natural, a la intemperie, han de desarrollarse o no respecto a las condiciones favorables o adversas de estas, luz, precipitación, temperatura, viento, etc. Ese es el motivo de que las plantas no crezcan todas en el mismo momento, ni las aves emigren, ni las flores se abran en la misma época todos los años, sino de acuerdo con el comportamiento acumulado de los factores meteorológicos de ese año, que se distingue de los demás como si de una huella digital se tratase.
Con los datos de la precipitación y un elemental estudio fenológico, se dispone de los ingredientes necesarios para obtener datos suficientemente claros de un microclima, pues la precipitación adquiere una importancia de primera magnitud debido a su variabilidad, esto es, puede en un punto caer un gran chaparrón y en otro muy cercano no caer una sola gota.
Cualquier otro parámetro meteorológico es bastante mas uniforme en el espacio y en el tiempo.
Cada
vez es más numeroso el grupo de personas que observan con cierto cuidado
la naturaleza, apuntando meticulosamente fechas y características de los
fenómenos vegetativos, analizando con gráficos y estadísticas
curiosísimos comportamientos de la naturaleza viva de su entorno. Muchas
de estas aficiones son completamente vocacionales, de personas estudiosas que
gustan de la investigación "per se" que llenan los paréntesis
de sus profesiones con esta clase de hobbys, otras obedecen a un interés
económico, por otra parte muy legítimo, ya que del conocimiento
de las condiciones climáticas y fenológicas, se pueden conseguir
numerosas aplicaciones hacia el mundo agrícola como, deducir los momentos
más oportunos para realizar labores, calcular el volumen de la futura cosecha
o detectar con suficiente antelación las condiciones favorables para que
una determinada plaga pueda desarrollarse o no.
Fenológicamente es conveniente observar: Árboles, arbustos, frutales, plantas cultivadas, aves e insectos. Es aconsejable hacer referencia a las plantas silvestres, aunque también pueden ser de utilidad las cultivadas por el hombre. Deberán observarse perfectamente las que crecen en lugares normales, no excesivamente protegidos o soleados.
Se observará a lo largo del año, todo lo referente a la flor, hoja, fruto, espiga, plagas, malas hierbas, el paso de las primeras o últimas aves migratorias, comportamiento de los animales, su canto, mudas, épocas de celo, cuando hacen el nido las aves, cuando se observa la presencia de insectos por primera vez, o cuando deje de observarse por algún tiempo y reaparezca de nuevo.
Todo ello, en un entorno de su localidad, por decir una cifra, de unos 10 ó 12 Km.; debiendo evitarse respecto al terreno las zonas que sean de excesivo contraste, como elevaciones o barrancos, u otras, que por sus condiciones o características propias, puedan producir adelantos o retrasos del fenómeno típico medio.
Muchas de éstas apasionantes inquietudes se materializan en publicaciones locales, comarcales e incluso a escalas mucho más amplias. Otras se realizan bajo el auspicio de grupos de muy diversa índole ecológica, algunos de los cuales dejan buena parte de la responsabilidad en manos de los más jóvenes, que aprenden a observar y cuidar el entorno en el que viven, así como del mantenimiento y control de los observatorios, instalados muchas veces en colegios y/o jardines públicos.
Otras veces, tanto del medio rural como de algunas urbanizaciones, el interés se limita tan solo a conocer el número de litros caídos después de una precipitación, por motivos muy variados; desde las gotas que puedan afectar a una determinada polinización, hasta el estado de un campo de deportes.
La agricultura, el jardín, la pequeña
huerta,... el turismo, las industrias más variadas. La mayor parte de las
veces, estos datos son realmente importantes para tomar una decisión adecuada.
El conocimiento de la meteorología y de muchos fenómenos meteorológicos,
increíblemente aún está sujeto a un lastre de tabúes y falsas
creencias injustificadas. Es conveniente, por tanto, la divulgación de
conocimientos sobre el comportamiento de la atmósfera; lo que de ella podemos
obtener y lo que ella nos exige: cuidado y respeto.