LA PREDICCIÓN METEOROLÓGICA Y LO BORROSO

Existe la arraigada costumbre en nuestro subconsciente, considerar que una predicción meteorológica se realice a partir del señalamiento de un determinado evento, por ejemplo, "hoy lloverá", de tal forma que cada uno de nosotros, nos convertimos en "verificadores", sentenciando que si el suceso ocurre se considera acierto y en caso contrario fracaso.

Si consultamos a varios "verificadores" para un punto muy localizado, por ejemplo un edificio de una ciudad, en principio, habrá discrepancias en el número de gotas necesarias para ser considerada "ocurrencia de lluvia" sin contar que algún verificador no lo haya observado, por estar digamos, tomando un café en es preciso momento.

La complejidad sigue en aumento cuando la localización espacial se amplía, por ejemplo, a la ciudad entera, pues los observadores situados en el oeste, que si han observado precipitación, defienden su ocurrencia respecto a los de la zona este, que no la han observado; por que no ha ocurrido prcipitación alguna, lo cual empata la verificación, ya que la mitad de los observadores lo calificará de acierto y la otra mitad de fracaso. Pero jamás se deberá pedir la precisión de lluvia en los números impares de una determinada calle.

No queremos insistir en estos pormenores, ya que todos comprendemos la enorme variabilidad que puede surgir a la hora de verificar cualquier parámetro meteorológico, pues como vemos, la verificación de una predicción es muy compleja y está sujeta a diversas y variadas dificultades.

De la misma forma, el conocimiento de los símbolos empleados en nuestra predicción no es suficiente para interpretar correctamente la predicción que aquí presentamos, por eso, como información complementaria debemos expresar las dificultades que se pueden presentar a la hora de mirar uno de nuestros mapas.

Suponga un día ya pasado cualquiera, ayer por ejemplo, con algunas nubes y algo de precipitación, al que ha observado con todo detalle durante las 24 horas del día, y quiere expresarlo como un cuadro de los que aquí aparecen; se trataría por tanto de una instantánea con la que desea resumir las 24 horas de ese tiempo atmosférico tan atentamente observado por usted. No cabe duda que habrá muchas veces que el aparentemente sencillo dibujo le suponga una gran dificultad, por ejemplo, si ha pasado un frente por la noche dejando lluvias abundantes y el resto del día aparece soleado, tendrá serias dificultades en expresarlo como una instantánea y ponga lo que se ponga, siempre se podrá hacer una critica severa al compararlo con la realidad de las 24 horas.

Si esto ocurre con la descripción de algo que hemos observado con todo detalle, las dificultades se van a multiplicar cuando sumemos a éstas, las incertidumbres inherentes a toda predicción, tanto más, cuanto el plazo sea más largo.

Vamos a suponer por un momento que hemos sido capaces de expresar un "flash" suficientemente exacto del tiempo acaecido, en cuyo caso, preguntado un habitante de Castillejo de Abajo, nos dirá que nos hemos equivocado; hemos dado precipitación para su zona y la precipitación allí no ha tenido lugar, cosa que si ha ocurrido en Castillejo de Arriba.

Esto nos dá pie para precisar que cada línea trazada de las que aparecen en nuestros mapas, no es ni mucho menos una línea bien definida, y la primera regla que debemos aplicar es la regla universal de lo difuso o borroso; así, la línea que separa un color de otro no delimita exactamente la frontera en la que va a llover, sino que en realidad se trata de una banda borrosa con una cierta anchura y ciertamente difuminada, que puede compartir al mismo tiempo la zona de nubosidad y la de lluvia. Lo mismo podemos decir respecto a los puntos, por ejemplo, de precipitaciones débiles cercanos a zonas de precipitación moderada o cualquiera otra frontera.

A medida que la predicción es a más largo plazo, éstas líneas fronterizas se hacen más anchas, más borrosas y difusas, por lo que para tantos días como los que aquí presentamos, las líneas pueden tener un grosor relativo tan ancho como la zona local o comarcal a estudiar, pero esto, pensamos, no invalida el procedimiento ya que es mejor pequeños tantos por ciento de acierto que nada.

Hacemos estas aclaraciones, para que no haya la pretensión de querer ver más detalle del que aparece en la figura, si fuéramos capaces de darlo, así lo haríamos. Por tanto el que cada día se vea más lejano y borroso, no responde a un capricho más o menos estético sino una cruda realidad, por otra parte inevitable, por ejemplo, un D+7 (siete días después de hoy) hay que verlo como es, sin poder distinguir bien las regiones ni las zonas de precipitación o de sol. ¿Que esto es poco? No habrá mejor respuesta que la que le de el uso continuado del producto. Si Vd. planifica una fiesta, excursión, labor agrícola u otro evento cualquiera, al cabo de un cierto tiempo Vd. tendrá la respuesta si el producto le sirve o no.

Con esto, sólo queremos ser realistas y mostrar las verdaderas dificultades de una predicción de tipo determinista como la que aquí ofrecemos, ya que una predicción meteorológica siempre debería hacerse en términos de probabilidad, adjudicando diversos tantos por ciento de ocurrencia a los diversos y posibles escenarios, como se especifica en otros artículos (recordar el comportamiento del humo de un cigarrillo, citada en: "6.-La degeneración del Modelo proviene del caos".

Si no lo hacemos así, es en un intento de simplificación, que lleva inevitablemente aparejado un coste en cuanto a los aciertos,... y aún no hemos citado otros muchos tipos de incertidumbres, como las debidas a la climatología y orografía locales que requerirían descripciones realmente complejas.

Queremos señalar que éste producto no debe ser calificado como bueno o malo, tomando como referencia alguna consulta ocasional y aislada, por el contrario cuantas más sean las consultas, más se acercará a su verdadero valor, que puede serle sumamente útil y rentable.